EL
OTRO
POR
MÍ MISMO
““Al fin y al cabo, al recordarse, no hay persona
que no se encuentre consigo misma.”
Jorge Luis Borges
El Otro
El título de esta
muestra obedece a la “improvisada” o mejor dicho abusiva
fusión de tres extraordinarias obras: la primera por supuesto la que da el título
al proyecto del artista Olmedo Alvarado y se llama “Tu obra es la mía”, la
segunda es un libro de Jean Baudrillard llamado “El otro por sí mismo” y
la tercera es el cuento de Jorge Luis Borges denominado “El otro”. Pienso
que al parecer en ellas podríamos localizar el leitmotiv, o al
menos los rastros conceptuales que nos permitan un mejor acercamiento al
trabajo de Alvarado.
Por un lado nos tropezamos en
Baudrillard con el espejo deformado que permite ver en el “glamour de
las mercancías” -parafraseando a Adolfo Vásquez Rocca- nuestros
delirios de poder, cuyo reflejo consciente el encontrarnos con nosotros mismos,
este encuentro frente al espejo -a su vez- no produce realidad, más bien nos
sumerge en el delirio sofisticado de nuestras obsesiones, el otro soy yo mismo;
o en el caso de la propuesta de Alvarado tu obra es mi obra, o mejor aún la
máquina (mercancía) produce un efecto de ilusión en donde podemos depositar
todos los anhelos de ser un artista (el otro) por un instante a pesar de
que la ironía se encuentra en que éste instante es un instante prefabricado en
donde mi arte es tu arte (ese “otro” ese artista soy yo, un “yo prefabricado”).
Fuera de la consigna de Joseph Beuys
quien propiciara el concepto ampliado del arte, lo que se oprime es el
equilibro psicológico de feedback que siempre ha pretendido mantener un balance
permanente en el juego de la otredad.
Por ello el otro idealizado, ese otro
artista en la propuesta de Alvarado no es más que el anhelo al mirarse en el
espejo de una civilización caótica que en su búsqueda de conciencia ha devenido
en una “suerte de espiritualidad” pero esta vez atravesada por
el efecto de la oferta y la demanda, mero capitalismo cultural, cuyo placebo
espiritual tiene su valor de mercado en el escaparte publicitario.
Finalmente diríamos que el recordarse
no es más que encontrarse consigo mismo en un encuentro con el otro, que es el
yo mismo desfasado de tiempo, como en el cuento de Borges en donde el otro es
el mismo Borges pero muchos años más tarde. Una vez que los dos comprueban que
son ellos mismos lo consiguiente es evadirse hasta dispersarse en el intento de
no volver a verse nunca más.
Es así que a insistencia mía
presentamos dos proyectos del trabajo de Olmedo Alvarado cuyo propósito fue
emplazarlos en el espacio público y que acogiendo mi pedido son desplegados en
un espacio de sala de exhibición, dado el interés que puede suscitar las
mutaciones que agencian estos espacios en su afán de contener propuestas que
rebasan sus límites y limitaciones. Es por ello que festejo la madurez que se
ha tenido al aceptar una propuesta tan crítica en un espacio prestigioso como
el Museo Antropológico y de Arte Contemporáneo que nos da pautas para poder
saber que no existe restricciones conceptuales a proyectos que como este están
diseñados bajo perspectivas disímiles a las de una obra de arte.
Hernan
Pacurucu C.
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